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Jacaranda, un árbol de espectacular floración
En cercas vivas o en bosques primarios y secundarios, el jacaranda (Jacarandas sp.) es otra de las especies de árboles que florecen durante la estación seca chiricana y se convierte, aunque en menor escala, en un atractivo para propios y visitantes. Sus hermosas flores a traen a pequeñas aves e insectos.
Comúnmente florece a mediados de marzo y principio de abril, las racimas de flores son de color azul violáceo con forma tubular. El fruto es una cápsula plana y leñosa, ideal para artesanías, con dehiscencia circuncisa (abertura horizontal que hace que la tapa se separe por completo), de unos 5 a 7 cm de diámetro, con semillas aladas que recorren mayores distancias a través de las corrientes de aire.
En el vivero forestal del Ministerio de Ambiente (MiAMBIENTE), localizado en la ciudad de David, se realizan labores de recolección posterior proceso de germinado.
“Se requiere que la comunidad nos siga aportando con semillas de esta y de otras especies; ya sean frutales, ornamentales, maderables y de protección de fuentes hídricas, lo que tengan a bien traernos en semilla son bienvenidas”, explicó Elizabeth Caballero, técnica en recursos naturales a cargo del vivero institucional.
De esta especie, en las ferias interinstitucionales en las que la entidad ha participado, la comunidad solicita los plantones para ser sembrados en áreas verdes de sus parques o urbanizaciones; la floración, es el principal atractivo.
Las jacarandas tienen amplio uso en la jardinería, para decorar paisajes debido a la belleza de sus flores, en parques y jardines urbanos; puede ser utilizado en calles y avenidas de bajo tránsito vehicular.
Es un árbol típico de la América intertropical y subtropical, su nombre deriva del nombre vernacular nativo brasileño en tupí, yakara’na, construido con los vocablos hakuã, que tiene perfume, y renda, lugar, sitio, o sea “fragante”.
Según la literatura, el tronco principal tiene una forma algo torcida y tiene una altura de 6 a 9 metros. Su corteza es de color pardo grisáceo y de textura lisa en la juventud, y áspera, fisurada y oscura con la edad, forma escamas rectangulares que se pueden desprender. El jacarandá alcanza 8 a 12 metros de altura.
Es un árbol semideciduo, es decir que pierde parcialmente sus hojas, de crecimiento medio y una longevidad alrededor de los 100 años.