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Algunos árboles tropicales resisten el embate de los rayos
Un estudio de varios años en los bosques tropicales del Canal de Panamá, encontró que las especies impactadas con mayor frecuencia por los rayos tienden a ser las más capaces de sobrevivir esos impactos
Refugiarse debajo de un árbol durante una tormenta eléctrica no es la mejor idea, dado que los rayos suelen impactar la cosa más alta que haya alrededor. Sin embargo, puede que no pensemos mucho en el destino de los árboles en sí, al menos no tanto como un equipo de científicos cuya investigación sobre los efectos de los rayos en los bosques tropicales se publicó recientemente en Nature Plants.
Combinando la experiencia de científicos que estudian los rayos y biólogos de campo tropical, incluido Steve Yanoviak, de la Universidad de Louisville e investigador asociado en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, Jeannine Richards, ex becaria postdoctoral en su laboratorio, y Evan Gora, becario Tupper en el Smithsonian y también ex alumno en el laboratorio de Yanoviak— el estudio investigó durante varios años los efectos de los rayos en los bosques del Monumento Natural Barro Colorado, localizado en el Canal de Panamá.
Yanoviak y sus colegas estiman que los rayos caen sobre los bosques tropicales millones de veces al año y debido a que la frecuencia de los rayos podría aumentar en el futuro debido al cambio climático, su objetivo fue comprender cómo la susceptibilidad a los rayos puede variar entre las especies de árboles.
En cierto modo, la notable biodiversidad de los bosques tropicales también los hace más resistentes a las amenazas. Así como el trabajo en equipo exitoso se basa en reconocer las fortalezas y debilidades de los miembros del equipo, los bosques tropicales biodiversos dependen de las contribuciones de cada organismo en el ecosistema para prosperar. Los científicos encontraron que a algunas especies les fue bastante bien después de ser impactadas por un rayo, especialmente a las que tenían más probabilidades de ser alcanzadas, mientras que a otras les fue mal. Las palmas, en particular, eran las más propensas a morir.
“Las especies de árboles más frecuentemente impactadas por los rayos tendían a ser las mismas especies con mayor capacidad para sobrevivir a los impactos”, comentó Gora. “Esto sugiere que los rayos son una importante fuerza selectiva con implicaciones para la ecología y la evolución de los bosques tropicales”.
Las especies de árboles más resistentes a los rayos también tenían algunas cosas en común. Su madera era más densa, tenían vasos más grandes para transportar agua y sus hojas eran más ricas en nitrógeno.
“Los árboles con madera más densa tienden a vivir más y almacenar más carbono, por lo que encontrar esta característica correlacionada con la tolerancia a los rayos es un mecanismo interesante de compensación en que el aumento en la frecuencia de rayos podría favorecer a las especies que almacenan mejor el carbono”, comentó Richards.
En otras palabras, las especies de árboles con una mayor capacidad para eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera también parecen estar mejor equipadas para sobrevivir a los rayos, lo cual es una característica valiosa para enfrentar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y el cambio climático.
“Los resultados de este estudio son especialmente interesantes porque sugieren que los cambios en la frecuencia de los rayos podrían influir en la composición de los bosques tropicales a largo plazo”, comentó Yanoviak.
Pie de fotos:
Foto 1
Combinando la experiencia de científicos que estudian los rayos y biólogos de campo tropical, un nuevo estudio en Nature Plants analizó durante varios años los efectos de los rayos en los bosques del Canal de Panamá.
Crédito: Steve Paton, Jeannine Richards, Stephen P. Yanoviak
Foto 2 Las especies de árboles que son dañadas con mayor frecuencia por los rayos también tienden a ser las más capaces de sobrevivir a los impactos.
Crédito: Stephen P. Yanoviak
Foto 3
Los rayos caen sobre los bosques tropicales millones de veces al año y su frecuencia podría aumentar en el futuro debido al cambio climático.
Crédito: Stephen P. Yanoviak, Jeffrey Burchfield